Mina de oro (Asturias, España)
“Toda radiación ionizante es nociva para el tejido normal, dado que daña las células. Una vez absorbida por el cuerpo no hay manera de “limpiarla”. Su poder destructivo se instala en la médula de los huesos, en los órganos reproductivos y en otras zonas vitales del organismo. Sus efectos no son inmediatos, y la exposición produce tumores que aparecen décadas después, cuando es irreversible.” Dr. Gordon Edwards y Dra. Stella Swanson en Uranio: plaga letal sin remedio.
Oímos continuamente a nuestros titulares de salud, voceros del gobierno en cuanto a los males pandémicos que azotan a la Humanidad, advertirnos acerca de los gravísimos peligros que nos acechan desde las gripes aviar y porcina -y les cuento que ya llega al escenario la caballar, y después quién sabe si la del zorro, la del venado, la del caimán combinada con la del cocodrilo, la de la gallina de palo, la de la pulga del osocaballo y hasta la gripe de las amibas, etc., asfixiando el inventario de la zoología conocida- y de cómo debemos estar tan aseados, tan limpios, tan pulcros, que nadie puede dejar de andar, en su bolso o salveque, alcohol en gel para que, cada vez que toquemos un asiento de autobús, una baranda de escalera, dinero, un cuadro, una mano, una botella, un vaso, cualquier artículo de supermercado, el mínimo detalle manual o digital, corramos a esterilizarnos, a pasteurizarnos como la leche Dos Pinos, recurriendo a la profilaxis, al saneamiento del cuerpo y, por tanto, del espíritu, blanqueado por la bondad de esos alcoholes, aguas oxigenadas y jabones antibacteriales, para no morir -con otra enfermedad parásita a la par: hipertensión, diabetes, cualquietcétera- en uno de nuestros hospitales institucionales.
Todo lo contrario de cuando crecíamos: llenos de tierra, al aire libre, expuestos a todo; ahora hay grupos de interés que no desean que nuestros organismos produzcan anticuerpos; abogan por cuerpos inseguros, endebles y enfermizos; verbigracia, consumidores de medicamentos.
Pero, inconcebiblemente, las autoridades de salubridad y seguridad de los países no nos informan ni nos advierten de lo peor, de aquello que, si comparáramos su nivel de malignidad y daño, esta familia gripal, por ejemplo, se proyecta como un beso de la amada, tal un cariño materno, un abrazo fraternal. Porque los males que se abalanzan sobre el mundo, la minería de oro a cielo abierto y la minería uranífera no tienen parangón en cuanto a su nivel de desastre. Información acerca de su peligrosidad no llega a los pueblos puesto que las esferas econo-políticas así lo consideran, burlándose de los ciudadanos y exponiéndolos cada vez más a esos flagelos verdaderamente letales.
Proyecto minero "Las Crucitas", iniciando.
En Página Abierta del 17-11-09, Simmel Ortegarrieta, con brevedad objetiva, nos explica acerca del tipo de minería áurea que se trata de implantar en Las Crucitas y que se ha practicado en América Latina. A pesar de que el ejecutivo nos habla de que es de “interés nacional”, escasamente el proyecto dará empleo a 300 personas durante diez años, tiempo suficiente para sembrar desierto y desolación, muerte y contaminación en una zona boscosa de unas 400 hectáreas, donde la fauna y la flora ya no volverían.
En Yanacocha, Perú, una de las minas más grandes del mundo, se dieron las mismas promesas y la investigadora Marisancho Menjón dice que “A los opositores les llaman ‘enemigos del desarrollo’, los reprimen con palizas, amenazas y encarcelamientos.” Un segundo caso es el de Cajamarca, estudiado por investigadores de la Universidad de Zaragoza: “La mina destruyó la vida y el futuro de 26.000 hectáreas y quiere abarcar otras 25.000, pese a la oposición del pueblo, que ve violados sus derechos; entre ellos, el del acceso al agua.” Y otro más, publicado en la Jornada, en México, firmado por Luis Hernández, “El nuevo saqueo: minería a cielo abierto”, denunciando lo que pasa en Varias, en la mina de oro Peñasquito, de la cual la iglesia católica ha dicho que “…fomenta desigualdades, atropella y excluye a las personas”. También, Alicia Dujovne publicó los resultados que encontrara en la mina La Alumbrera en Argentina y, entre otros desórdenes, afirma que “Se contaminan 100 millones de litros de agua diarios con cianuro” y la gente del pueblo se queja de que “…las cabras sangran por la nariz, se ven zorros pelados, las bodegas ya no compran nuestras uvas.”
Resultado final de una mina a cielo abierto: LA MINA QUE CONTAMINA
En todos los casos, los pueblos y sus tierras salieron perdiendo; al final, quienes han usufructuado de las exorbitantes ganancias son las compañías extractoras. Hay que recordar que, incluso, en E.E.U.U., el Tratado de Fuerte Laramie, de 1868, que daba una serie de derechos a los sioux, respetarles sus tierras -incluidas las Montañas Negras-, les fueron usurpadas nuevamente cuando se descubrió que en ellas había oro. Sencillamente, el presidente de aquel país, Ulysses S. Grant, permitió que el ejército dejara entrar a los oreros. Y luego de romper todas las normas, las Montañas Negras les fueron quitadas en 1877.
Una vocera de los sioux, Charmaine Cara Blanca, ha dicho que “Llamamos al oro el metal que vuelve locos a los hombres”, y como si eso fuera poco, hoy, Jahr Jamail afirma: “Les han quitado la mayoría de las tierras que eran de los sioux y lo que queda ha sido arrasado por la contaminación radiactiva.” [Global Research/Truthout]
“En estas zonas no crece nada, no puede crecer nada. Son demasiado radiactivas”, dijo Cara Blanca del campo de prisioneros 344, la Reserva India de Pine Ridge. Y “Ward Churchill y Winona La Duke afirman que el presidente estadounidense Richard Nixon había declarado el territorio del Tratado de 1868 “Zona Nacional de Sacrificio”, lo que implicaba que el territorio, y su gente, eran sacrificados al uranio y a la radiación nuclear.” Las tribus navajo y los hopi en Nuevo México han sido expuestas, también, a material radiactivo. En todas esas zonas se encuentran miles de pozos y minas radiactivas abandonados sin tapar y sin demarcaciones.
Huellas de la guerra con uranio empobrecido
Sin palabras.
Imaginen cuando se despierte aquí lo que suelen llamar el “enjambre” del oro, -como una fiebre- y seamos abarrotados de compañías extranjeras sedientas de riqueza: ¿cómo van a dejar estas tierras? Porque vendrían a eso y nadamás. Las consecuencias ambientales o salubres jamás les importarán. Y no sabemos si solo vienen por el oro o si, además, esperan encontrar otros metales tal el perverso uranio, del cual el uranio empobrecido (DU) -en gas o polvo- es temible. El residuo del proceso de enriquecimiento, consistente sobre todo en U-238, es lo que se denomina uranio empobrecido.
Leuren Moret, presidenta de Científicos para los Pueblos Indígenas y de la Comisión Ambiental de la ciudad de Berkeley informó: “En mi investigación sobre el uranio empobrecido durante los últimos 5 años, la información que más perturba se refiere al impacto en los niños no-nacidos y en las generaciones futuras de los soldados de ambos lados que prestan servicio en las guerras de uranio empobrecido, y para los civiles que deben vivir permanentemente en las regiones contaminadas con radiactividad.” Y es que el uranio únicamente sirve para la fabricación de armamento, municiones y bombas nucleares.
Por sus efectos en las madres, muchos niños nacen sin ojos (anophtalmos), sin brazos, sin cerebro o encéfalo y algunos nacen como verdaderos pedazos de carne, o con los órganos fuera de sus cuerpos, “anomalías congénitas en la espina dorsal, anomalías congénitas renales, septicemia, meningitis, thalassemia, así como una cantidad significativa de casos no diagnosticados a diferentes edades.”
Canadá es el mayor productor y exportador del planeta, seguida de Australia y E.E.U.U., del más peligroso de los metales conocido porque donde hay exposición de uranio, los diferentes tipos de cáncer se disparan de una forma insospechada y a edades muy tempranas y las malformaciones congénitas en niños son sencillamente horrorosas, indecibles. Los personeros de gobiernos que permiten estos escenarios son desalmados e inhumanos. Me atrevo a asegurar que por ahí le empieza la cola al Demonio, al verdadero, ese que muchos buscan fuera de nuestra Tierra.
Las gripes, el narcotráfico, la contaminación, la basura y aun la minería del oro son apenas bebés a la par del monstruo antivital que es el uranio y sus manifestaciones; las consecuencias dramáticas de su radiación llevarán a la Humanidad entera a su fin. No es necesario hoy enarbolar el estandarte de profeta, pero sí, esa es la profecía de no hacer nada las organizaciones mundiales por detener este problema; esa será, sin duda, la profecía del S.XXI.
Soldados de la coalición en Irak
Los soldados estadounidenses fueron a la guerra del Golfo, a Afganistán, a Irak, y volvieron enfermos, con el síndrome del “semen ardiente”; sus esposas quedan embarazadas y, por lo general, tienen que practicar el aborto. 240.000 veteranos de guerra están inhabilitados médicamente y de ellos han muerto 11.000.
Los indios sioux pudieron advertir a sus jóvenes de que se resistieran de visitar sus tierras sagradas para evitar la radiación y poder procrear y multiplicarse, puesto que está disminuyendo su población; pero, en el caso de las poblaciones de Afganistán e Irak, países bombardeados con toneladas de uranio, tal y como lo manifiesta Ernesto Carmona [La guerra del uranio: la guerra ignorada], ese polvo metálico es llevado por los vientos, por las tormentas de arena, por el suelo, el agua y los seres vivos, de modo que hoy las poblaciones de Irán, Paquistán, Turquía, Turkmenistán, Uzbekistán, Azerbaiján, Kazakhstán, China, India, Rusia, Georgia, Arabia Saudita, Siria, Líbano, Palestina e Israel, están condenadas a respirar partículas de uranio. Esas partículas duran millones de años en transformarse para dejar de ser nefastas. Todo queda contaminado, el aire y el agua, los seres vivos, la flora y las piedras, los granos, la vida, nosotros: el futuro atemporal, inservible.
!Salvemos a la Tierra; ayudémosla a sobrevivir!
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NOTA: Son tan fuertes las fotografías de las malformaciones en niños producidas por la radiación de residuos de uranio, que dejo el link de un documento a propósito, por si alguien desea observarlas.
http://cires.org.ve/pdf/salud-n3a06.pdf